El cardenal Rouco defiende el matrimonio como la unión de un
hombre y una mujer, que junto a sus hijos forman una familia. Los valores de la
sociedad actual y la situación no son favorables a la concepción cristiana de
la familia.
El matrimonio no consiste simplemente en una situación
legal, como mucha gente cree. Se confunde con el permiso de tener relaciones
sexuales e hijos de manera “honorable” o legal. De este modo, teniendo en
cuenta así el matrimonio, es tan fácil unirse como separarse, ya que es sólo
una formalidad que se relativiza.
El matrimonio es mucho más que eso: es un compromiso de
voluntad, libre y reflexionado, por el cual los contrayentes deciden quererse y
entregarse para siempre. Este compromiso
es un acto de libertad porque el que no puede comprometerse en el futuro es
porque no puede liberarse de lo presente y lo trivial. Es por esto que el
compromiso potencia la libertad.
Así, hay que entender el matrimonio como lo que es
realmente, una unión plena entre el varón y la mujer, y no una mera formalidad
que se desata cuando se quiere. El matrimonio es para siempre.
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