Estas navidades, he tenido la suerte de poder
acudir en familia a ver la película de “Los Miserables” basada en la obra de
Víctor Hugo. Al acabar la película contrasté ideas sobre el sufrimiento, el
dolor, la felicidad o el amor. Sin embargo, el tema principal fue el de la
divinidad, ya que, toda la obra gira en torno a la conversión de un hombre.
Es por esto que quería comentar, el tema del
cristianismo aplicado a esta obra literaria y también obra cinematográfica. Al
comienzo, vemos la sumisión humana al poder, la esclavitud, el sufrimiento, el
odio, la ira, el sometimiento, el castigo, el dolor, el abandono, la soledad
etc. En definitiva: el ser humano no es humano.
El hecho de que el obispo perdone la culpa a Jean
Valjean supone un cambio trascendental en su vida. El cristianismo supone una
revolución; se introduce entonces el nuevo concepto de persona y de naturaleza:
“Persona según el cristianismo se valora por lo que es y no por lo que
tiene. Es cada quién, alguien distinto de todos los demás aunque abierto a
ellos, no se puede reducir a la humanidad (lo común de los demás hombres). La
persona humana es un acto de ser que tiene un alma y un cuerpo. Cada persona es
creada directamente por Dios en el instante de su concepción y el hombre es el
centro de la creación. Es propio de la naturaleza humana la corporeidad, los
sentidos, los deseos… pero el concepto de persona incluye espiritualidad”. Resulta
que su vida tiene sentido pues su pasado ya no es una culpa. Al sentirse amado
por Dios, cambia sus hábitos, su forma de ser; observamos a un hombre nuevo: “Dios
busca al hombre, no el hombre a Dios. Dios muestra el camino para que el hombre
sea perfecto y se salve”.
No es solo este personaje el que puede aludir a
este tema, sino la mayoría de las canciones, basadas en una visión
antropológica medieval en la que es necesaria la existencia de un Dios. Las
normas no son cadenas sino caminos de perfección y libertad.
Pueden considerarse en la fantástica obra ideas que
le ayudan al ser humano a ser mejor: la filiación divina, la dignidad humana y
la libertad.
Además también se trata el tema del trabajo. Jean
Valjean saca a la chica prostituta de su oficio, la mira diferente a como la
miran el resto de hombres, le da la dignidad que ella necesita: “con el
cristianismo, todo trabajo honrado adquiere un valor en el cual se trata de
cumplir bien un encargo divino. La dignidad del trabajo se mide por la dignidad
de quién lo realiza (persona, digna), más que por el mismo trabajo, sea este de
mayor o menos relevancia social. Cristo mismo dio ejemplo de ello escogiendo un
trabajo manual de artesano”.
Lo que me
has me ha llamado la atención es el comportamiento del general ante el “ladrón”
Jean Valjean. Pues considera que un ser humano no puede cambiar su pasado. Las
acciones determinan al hombre, no hay perdón sino condición. La confianza
desaparece, al igual que toda esperanza por cambiar o luchar por ser mejor.
Finalmente se plantea la revolución, no es solo la revolución francesa, sino la
revolución del ser humano por cambiar el mundo empezado por cambiar él
mismo.